Madera muerta, un estímulo para la biodiversidad del arroyo de Errotaberri

Los ríos son uno de los ecosistemas más diversos del mundo, pero no obstante son también uno de los más amenazados. En general, la biodiversidad fluvial sigue en declive a pesar de las importantes mejoras observadas en las zonas donde el agua se depura y se han restaurado los márgenes fluviales. En nuestro entorno muchas instituciones están trabajando en este sentido y los datos recopilados durante las últimas décadas muestran un aumento significativo de la calidad del agua y la recuperación de muchas especies de invertebrados y peces. No obstante, muchas especies en riesgo como la anguila, el salmón o el desmán de los Pirineos siguen en situación crítica.

Y todo eso ocurre porque la calidad del agua no es la única variable implicada en la mejora de la salud de los ríos. De hecho, se observan avances poco significativos si la riqueza del bosque de ribera es escasa, cosa que ocurre, por ejemplo, cuando su extensión se reduce a filas únicas de árboles (a menudo, además, exóticos), se canaliza su cauce, se ocupan las llanuras de inundación del río, o no se actúa para erradicar especies invasoras que degradan y simplifican sus márgenes. Muchas de estas situaciones son, además, irreversibles o casi irreversibles e, incluso en los lugares menos gravemente alterados de la Comunidad Autónoma del País Vasco, la mayoría de los cauces presentan un hábitat muy pobre.

¿Y cuál es la situación de los arroyos de Geoparkea?

Los arroyos de Geoparkea no son una excepción y esta circunstancia fue confirmada por el estudio titulado “Diversidad faunística de las arroyos de Geoparque: Efectos del aislamiento en los arroyos”, impulsado por Geoparkea entre 2021-2022. En dicho trabajo, el equipo de investigación de ecología fluvial de la UPV/EHU realizó un diagnóstico de 12 regatas del Geoparque de la Costa Vasca, con el objetivo, entre otros, de describir su situación y sugerir posibles medidas para mejorar su estado de conservación.

Las conclusiones más destacables extraídas de este estudio son las siguientes:

• Entre los impactos de los usos del suelo, las plantaciones forestales, las zonas construidas y las zonas agrícolas ocupan superficies significativas.

• Los bosques de ribera son inmaduros y de baja calidad.

• La diversidad del sustrato del bentos (fondo) del arroyo es intermedia y los cauces están erosionados y encauzados en la mayoría de los lugares.

• En muchos sitios en el cauce sólo aflora la roca madre, mientras que en muchos otros destaca un sustrato muy móvil que se pierde en cada precipitación.

• La calidad del agua no ha mostrado problemas extraordinarios, pero el tratamiento de agua de algunos edificios ha generado dudas.

• Las cuencas aisladas, pequeñas cuencas que vierten al mar, han mostrado señales evidentes del aislamiento: por ejemplo, una baja diversidad de invertebrados. Esta situación aumenta la vulnerabilidad, por lo que la adopción de medidas de protección y la realización de acciones de mejora tienen especial importancia.

• El cangrejo autóctono, indicador de la calidad del hábitat, se ha localizado en un único arroyo.

El estudio ofrece una serie de recomendaciones si se quiere mejorar el estado ecológico de estos pequeños arroyos en los próximos años.

Oportunidades de mejora de la calidad de los arroyos

En este contexto, el aumento de la diversidad del hábitat del cauce en grandes ríos es difícil si no se restituyen a los mismos las extensas zonas que los rodean. En los pequeños arroyos, sin embargo, es más fácil recuperar el hábitat introduciendo, entre otras cosas, madera muerta. La madera muerta genera presas permeables en los arroyos y afecta a la movilidad del agua y los sedimentos. Dichas presas hacen más diverso el flujo del agua, retienen sedimentos finos y crean nuevos hábitats, como, por ejemplo, pozos profundos.

Estos efectos se refuerzan durante la época de las inundaciones y ofrecen refugios y zonas de baja corriente a los seres vivos de la zona. Además, la madera muerta facilita la conexión entre el río y su llanura de inundación, haciendo más inundable el bosque de ribera y ofreciendo hábitats para anfibios y otros seres vivos.

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Y, precisamente, este ha sido el objetivo de la alianza entre la DFG, la UPV/EHU y el Geoparque de la Costa Vasca para mejorar el hábitat del arroyo de Errotaberri y fomentar la biodiversidad a través de la adición de madera muerta. Estas obras se han realizado en terrenos públicos en noviembre de 2024 (terminada la época reproductora de invertebrados, aves y anfibios) con el visto bueno de la Agencia Vasca del Agua.

El objetivo es  fomentar la biodiversidad a través de la adición de madera muerta

En este sentido, la participación del grupo de investigación en ecología fluvial de la UPV/EHU ha sido imprescindible. Y es que ese equipo cuenta con una amplia experiencia en los beneficios que generan las presas de madera en los arroyos y, entre otros, los trabajos realizados en el Parque Natural de Aiako Harria han demostrado la influencia favorable de estas presas de madera en la geomorfología de los cursos fluviales, en la acumulación y descomposición de materia orgánica y en las poblaciones de invertebrados y peces.

En este proyecto se pretende mejorar el cauce de la regata de Errotaberri, ofreciendo un hábitat más diverso y estable a la fauna y reconectando la regata con la llanura de inundación. Al mismo tiempo, se han eliminado algunas plantas exóticas en las riberas, se han puesto límites al ganado para evitar su acceso al río y, a través de plantaciones de árboles, en los próximos meses se incrementará el número de ejemplares presentes en el bosque de ribera.

Para ello se han construido numerosas estructuras de madera muerta en el cauce bajo del arroyo (que corre paralelo a la Georuta de Sakoneta)(enlace a la web), imitando las que producen los troncos y ramas en los arroyos naturales. Esos estructuras se han construido sin ninguna conexión artificial para que el propio arroyo, con el material que transporta, vaya modificando su ubicación. De todas formas, al ser una regata muy pequeña, no se esperan muchos movimientos.

En la creación de estructuras artificiales se ha utilizado madera obtenida en el propio lugar y se han utilizado, en la medida de lo posible, tanto los troncos caídos en la zona del arroyo como los de los árboles exóticos presentes, principalmente plátanos, chopos y pinos.

Trabajando en común para la consecución de los objetivos de conservación

El proyecto que se acaba de arrancar encaja bien en el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) que regula el Paisaje Natural Protegido entre Deba y Zumaia, y la intervención es un modo de alcanzar los objetivos de conservación de ese espacio protegido. Y es que, el PORN recoge la obligación de gestionar el paisaje de la zona litoral para evitar su deterioro y simplificación, al tiempo que exige asegurar la continuidad de los sistemas y procesos ecológicos que se desarrollan en este espacio protegido, con especial atención a los próximos a las zonas intermareales.

Por otra parte, cuando se establecen las estrategias de conservación, en la definición de las normas reguladoras de los usos y actuaciones, o en la disposición de los objetivos, directrices y normas de protección de los recursos, se insiste en la necesidad de promover y restaurar los bosques de ribera dentro del espacio natural. Y lo mismo ocurre cuando se hace referencia al requisito ineludible de la protección de sus cauces.