01-07-2023
El viaje de hoy no es un viaje cualquiera. Nos embarcaremos en una aventura en la que los paisajes cambian y los océanos nacen y desaparecen. Veremos cordilleras, volcanes, gigantescos glaciares y cuevas. Realizaremos un recorrido por los geoparques atlánticos, paisajes admirables que han creado las fuerzas de la naturaleza y han sido tallados por los hombres.
En 2017, el Geoparque de la Costa Vasca completó y obtuvo un proyecto europeo INTERREG junto a 11 geoparques de 5 territorios. El objetivo principal de este proyecto es reforzar la colaboración entre los geoparques atlánticos y crear un producto de geoturismo conjunto, dando pasos hacia adelante en la conservación, interpretación y promoción del patrimonio geológico.
Hace unos 500 millones de años (Ma) nuestro mapa del mundo no era como lo conocemos hoy. Continentes y mares eran diferentes. En aquellos antiguos mares hoy desaparecidos vivían muchos animales raros. Para conocerlos, comenzaremos nuestro viaje en el Geoparque Arouca de Portugal. En el mismo podemos ver la colección de trilobites gigantes más importante del mundo.
Estos animales vivían arrastrándose en el fondo del mar hace 465 Ma y generalmente tenían unos 10 cm. de longitud, pero en este lugar en particular son gigantescos (entre 50 y 90 cm.). Hay miles de ellos, todos apilados uno al lado del otro, es por eso que los paleontólogos lo han llamado la 'Pompeya de los trilobites'.
Para comprender mejor los movimientos y colisiones entre aquellos antiguos mares y continentes nos dirigimos al Cooper Coast Geopark, en el sur de Irlanda. Aquí podremos ver un arco volcánico formado por islas ya desaparecidas, tal y como conocemos el Japón actual. Aquellos volcanes produjeron grandes acumulaciones de cobre y la explotación de los mismos es imprescindible para entender la historia de la Irlanda del siglo XIX.
Hace unos 300 Ma todos los continentes chocaron para formar un solo supercontinente llamado Pangea. Los indicios de este choque los veremos en el Geoparque Armoric, al noroeste de Francia. Los espectaculares recorridos que hay en su costa atraen cada año a miles de naturalistas.
Hace unos 300 Ma todos los continentes chocaron para formar un solo supercontinente llamado Pangea.
Lentamente Pangea comenzó a dividirse de nuevo en diferentes piezas y en ese contexto, hace unos 150 Ma, nació el Océano Atlántico que hoy conocemos. Un brazo de dorsal atlántica de arriba abajo en el centro del océano abrió también el golfo de Bizkaia y gracias a ello, hace unos 100 Ma, surgió la profunda cuenca marina en la que se acumuló el flysch de nuestro Geoparque de la Costa Vasca. Como bien sabéis, nuestros acantilados son un libro excepcional para investigar los acontecimientos climáticos, biológicos y geológicos de aquella época.
Pero existe la posibilidad de ver de primera mano ese dorsal atlántico. Las 9 islas del Geoparque Azores, en el centro del océano, se han formado en los últimos 10 millones de años y allí podremos disfrutar de espectaculares fenómenos naturales como volcanes, calderas, lagos, cascadas, géiseres, etc. La belleza de las islas Pico, Corvo o Flores nos dejará verdaderamente impresionados.
Este recorrido ofrece la oportunidad de sentir el calor y la energía de la Tierra como en ninguna otra parte. En el Geoparque de Lanzarote podremos contemplar uno de los paisajes más potentes y artísticos que la naturaleza ha creado nunca. El 1 de septiembre de 1730 la tierra de Timanfaya se agrietó y durante 6 años se vertió lava por enormes volcanes y grietas. En 1824 la actividad volcánica renació de nuevo y gran parte de la isla se convirtió en un desierto de rocas oscuras. Sobrevino una hambruna terrible y sus habitantes tuvieron que emigrar. Hoy en día, gracias a la energía de los que se quedaron allí, producen los preciados vinos blancos en esa arena volcánica llamada lapilli y el Parque Nacional de Timanfaya tiene 1,5 millones de visitantes al año.
Todos los geoparques atlánticos excepto Lanzarote, Azores y Arouca tienen una similitud: el color verde. Eso y las formas del paisaje. En este paisaje el hielo de las últimas glaciaciones ha sido el gran protagonista. Hace 40.000 años el hielo del casco polar del polo Norte llegaba a latitudes cercanas a Londres y París. En el Geoparque Fforest Farw de Gales y en el Geoparque North Pennines de Inglaterra podemos ver hermosos valles glaciares y lagos tallados por el hielo.
La cercanía del océano nos ha traído mucha lluvia y esto ha tenido una gran importancia en la adaptación de nuestros paisajes. Donde hay calizas éstas se han disuelto como en Andutz o Arno y dentro de ellas se han formado numerosas cuevas. En esta ruta atlántica hay un geoparque subterráneo. En el Geoparque Marble Arch Caves podremos adentrarnos a pie y en barca en una espectacular cueva creada dentro de un mármol.
Siendo la ruta de los geoparques atlánticos, no podemos olvidar la influencia del mar. Los acantilados son el lugar donde se representa esa batalla constante entre el continente y el mar. Los acantilados y desprendimientos de la picota son un ejemplo espectacular en nuestro geoparque. ¿Dónde situarías los acantilados más icónicos de Europa? Acertaste. El geoparque irlandés Burren and Cliffs of Moher es también un miembro imprescindible de esta ruta atlántica.
A través de este proyecto hemos podido compartir experiencias de conservación e interpretación de nuestro patrimonio geológico con otros geoparques. El trabajo en red es nuestra principal estrategia para avanzar en el Geoparque. Investigar, difundir, compartir, escuchar y aprender.
Etiquetas: Geoparque Geoturismo Flysch