05-02-2024
Cada cuatro años los Geoparques Mundiales de la UNESCO deben superar una evaluación para mantener la nominación otros cuatro años. El Geoparque de la Costa Vasca se unió a la Red Mundial de Geoparques (GGN) en 2010 y desde entonces ha superado las evaluaciones en 2014, 2018 y 2022 con muy buenos resultados. La próxima será en 2026. Teniendo en cuenta que el informe debe enviarse con un año de antelación, podríamos decir que la tenemos encima.
Estas evaluaciones son realizadas por expertos, la mayoría de ellos representantes de geoparques, pero también de universidades, de servicios geológicos nacionales o de otras entidades internacionales. Para ser evaluador hay que demostrar conocimiento y capacidad y participar en cursos organizados por la Red de Geoparques. Para los que somos representantes de los geoparques, la condición indispensable en la evaluación del propio geoparque es obtener la tarjeta verde.
La conclusión de la evaluación del geoparque, además de las recomendaciones de mejora, se representa con tarjetas de color, verde, amarillo o rojo, como un semáforo. Si se consigue la verde, se adquiere la posibilidad de permanecer otros cuatro años en la red. Si resulta amarillo, el plazo de la siguiente evaluación se reduce a dos años y los evaluadores vuelven a comprobar si se han corregido las deficiencias detectadas. Si no se han corregido, la conclusión es la tarjeta roja y esto te saca fuera de la red perdiendo la nominación como Geoparque del Mundo de la UNESCO.
El procedimiento es riguroso y hay mucho en juego. Lo sabemos bien los que estamos en ambos lados, cuando cada cuatro años tenemos que mostrar los avances que hemos hecho en nuestro geoparque y cada año vamos a evaluar otros geoparques.
En torno a marzo-abril se envían desde la UNESCO las cartas de propuesta de evaluación. Los que estamos en la lista de evaluadores sabemos que puede ser una evaluación cuatrienal de un geoparque, una evaluación bienal de una tarjeta amarilla o una nueva candidatura a geoparque. Antes de abrir la carta hay que cruzar los dedos y estar preparado para afrontar lo que venga. La casuística es amplia, así como el grado de compromiso que exige cada una. Una nueva candidatura es, a priori, más difícil que una evaluación cuatrienal. Los dos años de una tarjeta amarilla son un quebradero de cabeza, se mire por donde se mire.
La casuística es amplia, así como el grado de compromiso que exige cada una
Las evaluaciones son voluntarias y el geoparque que será evaluado asume todos los gastos (en especial los vuelos y la estancia). No es lo mismo ir a China, Brasil o Alemania, ni para el territorio ni para el evaluador, pero, en la medida en que se trata de un programa mundial, todos los geoparques deben tener el mismo tratamiento, con las mismas perspectivas abiertas y las mismas oportunidades de intercambio de conocimiento.
Mientras eres evaluador junior la responsabilidad es menor, el evaluador senior manda en la misión y siempre se hacen visitas y reuniones por parejas. Con esa tranquilidad afrontas la misión aunque luego los momentos caóticos te sorprendan en cualquier sitio y las herramientas para afrontar la situación las tengas que desarrollar in situ y por ti mismo, y me refiero sobre todo a las presiones de los políticos.
Después de seis evaluaciones, te conviertes en evaluador senior y llevas la carga de la misión. Toda la documentación enviada previamente debe ser bien analizada; no es un trabajo baladí realizar un informe de avance de cuatrienios, recomendaciones de los resultados de la evaluación anterior, etc. A menudo hay que pedir documentación adicional y se puede intuir fácilmente dónde están las carencias y los puntos fuertes, pero las sospechas deben tener bases sólidas.
El siguiente paso es fijar fechas con los representantes territoriales y elaborar el programa de la misión. De mayo a julio tienen lugar las misiones de evaluación y hay que permanecer tres días completos en el territorio. Hay que comprobar que vamos a estudiar qué lugares se van a ver, con quién nos vamos a reunir y qué áreas son urgentes a la hora de crear el programa. Una vez allí cualquier cambio suele ser un impedimento porque afecta a toda la planificación, pero cuando hay que hacerlo, hay que hacerlo.
Un camino repleto de retos
Mis dos primeras evaluaciones fueron en Europa, me ayudaron mucho a adquirir destreza y tuve excelentes compañeros senior. Llevaba la documentación bien estudiada para fotografiar lo que veía e iba preparada para tomar notas en mi libreta. Esa es al fin y al cabo la tarea: recoger evidencias de lo realizado.
Aunque parezca fácil, nunca sabes lo que vas a encontrar. Conversando en torno al geoparque con un campesino nativo de una isla del norte de Escocia, estuve a punto de quitarle la pipa de entre los dientes ya que en aquel momento ningún audio serviría de evidencia...
El siguiente paso, China. Durante dos años seguidos evalué a dos geoparques chinos, el primero fue una evaluación cuatrienal y el siguiente una nueva candidatura. Antes de estudiar la documentación hice algunas lecturas sobre China. Los geoparques como herramientas para el desarrollo local están muy ligados a la tierra y a la manera de gestionarla por lo que influye mucho su realidad política y administrativa.
Era imposible tener una idea de lo que encontraría antes de irme. ¡Es en vano! Las características de su dimensión y organización son muy diferentes. Cuando me di cuenta de ello me aferré a la documentación y controlé el checklist de arriba abajo para tener argumentos sólidos para defender el resultado de mi trabajo.
Lo que no se recoge en las evidencias son, afortunadamente, los intentos frustrados de bailar con los bailarines locales profesionales. Esas cosas también entran en las tareas de los evaluadores, casí como ingerir alimentos raros, hacer manualidades típicas... ¡menos mal que no hay tarjeta roja para la persona evaluadora!
Después de China, a América. Ecuador y Perú fueron los siguientes destinos. En estos países el idioma ayuda mucho a entender más a fondo la actitud hacia el geoparque de los nativos. Puedes salir del programa con más facilidad para preguntar a los vecinos y tener charlas no oficiales con otra calma. Te capacita para hacer un diagnóstico más preciso que en cualquier otro lugar.
La figura de Geoparque es muy flexible en algunos países existen dificultades para adaptarse a su idiosincrasia
Los geoparques utilizan el patrimonio natural y cultural como motor de desarrollo. En América Latina este patrimonio es muy rico, aunque a los países de origen todavía les falta empoderarse para defender el suyo propio, son muchas las ONG que trabajan con ellos para ayudar a sacar provecho de los beneficios que el Geoparque puede aportar. Aunque la figura de Geoparque es muy flexible en algunos países existen dificultades para adaptarse a su idiosincrasia, en los países en los que las competencias están muy centralizadas los proyectos de abajo a arriba tienen problemas de crecimiento, a pesar de ser precisamente estos los territorios que más necesitan la figura de Geoparque como instrumento de desarrollo sostenible.
El informe de evidencias recibido dos semanas después de la finalización de la misión debe enviarse a UNESCO. Además de las evidencias, el informe debe incluir la opinión personal, las recomendaciones y la propuesta de color de la tarjeta. Con toda esta información el Consejo de la Red Mundial toma decisiones.
Para los evaluadores es un trabajo muy responsable, las ilusiones y expectativas que ponen las personas hay que gestionarlas y siempre hay que dejar claro que el geoparque no es el objetivo, sino el camino.
Entre todos hemos conseguido hacer más grande y potente la Red Mundial de Geoparques y hemos añaido nuestras aportaciones para que los geoparques sean un lugar mejor para los que viven allí y para los que vienen de fuera. Los evaluadores que han estado estos catorce años en el Geoparque de la Costa Vasca (Deba, Mutriku y Zumaia) han compartido con nosotros su conocimiento y sabiduría y nos han ayudado a hacer un Geoparque mejor. Evaluamos o evaluamos, lo que toca en cada momento, somos las dos caras de la misma moneda.
Leire Barriuso, gerente del Geoparque de la Costa Vasca
Etiquetas: Geoparque