Prehistoria

La prehistoria es uno de los grandes valores de Geoparkea. La investigación en este ámbito comenzó en la primera mitad del siglo XX con José Miguel de Barandiaran y Telésforo de Aranzadi. Hoy en día Geoparkea es un territorio clave para comprender la evolución humana en la prehistoria en el arco cantábrico.

El territorio del Geoparque contiene más de 20 cuevas con restos arqueológicos, posiblemente la mayor concentración y densidad de yacimientos paleolíticos de todo el arco cantábrico. Esta concentración es especialmente relevante en el valle del Deba. Ahí están las cuevas de Ermitia, Praileaitz, Langatxo e Iruroin entre otras. Es nuestro VALLE DE LA PREHISTORIA, un museo al aire libre desplegado en un recorrido de 3,5 kilómetros.

Aunque la mayor concentración de restos se produce durante el paleolítico superior, la amplitud cronológica es mucho más amplia y contiene yacimientos desde el paleolítico inferior, hace 200.000 años, hasta época romana.

La cantidad y variedad de restos de industria permite reconstruir la evolución cultural de neandertal primero y Homo sapiens sapiens después.

Existen varias cuevas especiales con arte parietal como Arbil, Praileaitz I y Astigarraga, pero entre todas ellas destaca la Cueva de Ekain, declara Patrimonio Mundial por la UNESCO en 2009, por contener uno de los mejores conjuntos de arte rupestre del Paleolítico superior (Magdaleniense).

Los collares de la cueva de Praileaitz son uno de los hallazgos más singulares del arte mobiliar Magdaleniense a nivel global. Estos collares y el resto del yacimiento indican que esta cueva pudo ser utilizada con fines especiales relacionados con la espiritualidad.

Los restos de fauna son abundantes y muy variados. Sabemos que nuestros antepasados convivieron aquí con renos, ciervos, bisontes, cabras, leones, rinocerontes, caballos y mamuts entre otros. Destacan yacimientos como la sima de Kiputz con restos abundantes donde se ha encontrado el cráneo del bisonte estepario mejor conservado de Europa Occidental.

Las investigaciones geológicas sobre la evolución del Karst, las terrazas de los ríos, la formación de los estuarios y las rasas mareales de la costa han permitido reconstruir las variaciones climáticas del pasado y sus correspondientes variaciones en el nivel del mar, lo cual ayuda a comprender la realidad ambiental donde vivían nuestros antepasados.